Para familiares de personas infectadas o fallecidas

Cualquiera de estas dos circunstancias, tener un familiar o persona amiga infectada o que haya fallecido como consecuencia directa o indirectas del coronavirus, es una situación que puede ser difícil de procesar. Por eso el como afrontar el duelo y la enfermedad de allegados es un tema necesario para abordar.

Mano sobre mano. Acompañando a un anciano.

Si han sido infectados

Una de las primeras cosas que debemos entender es que un diagnóstico de coronavirus no implica más que eso, un diagnóstico. Y eso poco dice del pronóstico, evolución y desenlace de la situación. Tenemos que ser conscientes de que las probabilidades de que una persona tenga incluso síntomas es baja, menos del 15%. Que estos síntomas se transformen en un cuadro grave, tiene una probabilidad mucho más baja aún. Sin entrar en detalles que no vienen al caso en esta web, si es importante destacar y poner en contexto esto. Puesto que un diagnóstico de tener el virus ni tan siquiera es un diagnóstico de enfermedad, solo de ser portador.

Esto quiere decir que tenemos que mantener una situación de realismo frente a las diferentes circunstancias. Guiándonos por los datos, es decir, información fiable que nos den los profesionales de referencia.

Sería deseable mantener una actitud calmada en el contacto con la persona infectada. Es lógico tener una serie de emociones y pensamientos negativos que deberemos enfrentar y debemos encontrar un espacio y momento para eso. En presencia de o en comunicación con la persona afectada lo mejor es mantener una escucha activa de sus necesidades e intentar dejar que exprese sus sensaciones, emociones y pensamientos. Se debe intentar no juzgar, ya que todas las ideas, emociones y sensaciones aunque nos parezcan raras o desproporcionadas son las vivencias del psiquismo de esa personas en ese momento. Solo podemos, en primera instancia, escuchar y aceptar.

Una escuchar activa implica ir más allá del oír, como su nombre lo indica. Implica prestar atención a lo que dice la persona, dar señales de que esto está sucediendo ya sea de forma verbal o no verbal, validar las afirmaciones dando respuestas cortas, mantenerse centrado en la experiencia del otro. También parafrasear (es decir, resumir para confirmar que hemos escuchado bien), agradecer la sinceridad y apertura que implica contar cosas íntimas. Otras como no interrumpir, evitar los consejos hasta que no sean pedidos, etc.

Y si empeora

En caso de que la situación clínica y estado de salud requiera un ingreso y aislamiento de la persona portadora del virus hay que respetar las necesidades y circunstancias de cada caso. En algunas circunstancias se podrá mantener un contacto activo. Tengamos en cuenta que, dependiendo de su estado, hay que establecer un equilibrio entre la necesidad de distracción y comunicación y la necesidad de descanso y recuperación. Una idea básica es mantener una red de comunicación donde los partes médicos sean transmitidos a una lista de distribución. Evitando que toda la red de contactos esté reclamando la actualización de la situación.

Si ha fallecido

Afrontar el fallecimiento de una persona siempre requiere un duelo por parte de las personas queridas, allegados y conocidos. No es un proceso igual para todos. Requiere tiempo. Se pasan por diferentes fases y el hecho de haber superado alguna no quiere decir que no se pueda volver a presentar.

Aquí hay una guía básica para estas situaciones que nos ayudará a transitarlo. Si nuestro estado psíquico nos impide realizar las tareas cotidianas, entonces sería interesante consultar con un profesional de la psicología aunque más no sea para ver si hay algún otro recurso que podamos utilizar.

Aquí va otra guía, esta editada por la Sociedad Española de Cuidados Paliativos. Y otra pensada para ayudar a los más pequeños, sobre el duelo en la infancia y la adolescencia.